sábado, 8 de septiembre de 2007




Y aquí estoy. Al final me he venido al pueblo, y ya he ido preparando las cosas que me he de llevar mañana.


Y aquí estoy; sábado por la noche, y sin salir. Y no me apetece. Mis hermanos ya se han ido por ahí, y es que me encuentro más a gusto aquí ahora mismo. Me apetece regalarme la noche para mí sola, para dedicarla a lo que yo quiera. Para leer hasta que ya no pueda más con el peso de los párpados. Realmente me encantan estas noches en que me automargino y me aíslo de todo ser vivo.


Ya necesitaba mi dosis de soledad, empezaba a sentir los síntomas de la abstinencia.


Sí, creo que ya tengo plan.


Aunque luego puede tirar por donde menos me espere, que puedo acabar escribiendo, o dibujando, o... (o simplemente quedándome dormida con el libro entre las manos, que no sería la primera vez).
O apagando la luz, y dejando volar los pensamientos, acordarme de momentos pasados, de amigos, preguntarme infinidad de por qués, imaginar cómo sería mi vida si no hubieran pasado algunas cosas (o si hubieran sucedido)...


En fin, esta tristeza suele ser la señal de la visita de las musas, será mejor que vaya a ver qué me cuentan...


1 comentario:

Memory dijo...

La tristeza siempre es musa, siempre. Me gusta quedar con amigos, pero a veces es bueno, como dices, disfrutar de la soledad...
Claro que en ese aspecto he tenido más de un problema de sobredosis.